daños colaterales
¡Como cojones no se me va a reconcomer todo por dentro! Quizá quiera que acabe el verano. Este verano tan “fantástico” como irreal e impredecible. Supongo que tengo ganas de acariciar las mantas de invierno, que el frío me dé en la cara. Tengo millones de contradicciones, manías, asquerosidades y daños colaterales. Me muestro atípica en diversas circunstancias, no pienso lo que digo y me río de los chistes que nadie entiende. Este verano, aquí en estas tierras, no ha sido muy alegre que digamos. Me duelen partes del cuerpo, de la mente, del alma y de los huesos, y no me curan los abrazos que me doy a mí misma como si fuese otra persona. He intentado más de dos veces decir lo que pienso y pensar lo que digo, varias veces seguidas. Acordarme si, me acuerdo pero no del todo. Por ello me gustar recordar. Durante este verano casi inexistente me he preguntado: ¿para qué servimos las personas?
Muchas veces, más noches que días, tras empapelar-me la cabeza con recuerdo. Al fin consigo entenderlo.
No sé lo que digo.
buenas noches y punto!
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