Pragmático, ca | Del latín pragmatĭcus
Nuestro
conocimiento es limitado y éste es siempre en un sentido pragmático. Esto no
quiere decir que aun así éste no sea rico, abundante y ni mucho menos que siempre sea el
mismo. Por otro lado, el conocimiento sobre los otros con los que comparto mi
vida es más reducido y esquemático que el mío propio. Cuando Berger y Luckmann
(1968) hablan del sentido pragmático del conocimiento, el cual denominan conocimiento receta, señalan que éste es
un conocimiento que se limita a las competencias prácticas en los quehaceres
rutinarios y que ocupa un lugar prominente en el cúmulo social del conocimiento.
Pongamos un ejemplo: yo uso lentillas todos los días con propósitos meramente
pragmáticos de mi incumbencia, principalmente para poder ver. Sé cómo he de ponérmelas
en los ojos. También sé qué debo de hacer cuando éstas están rotas, sucias o
desgastadas. Esto no quiere decir que sepa con qué materiales se fabrican las
lentillas que me pongo todos los días. Pero sí sé a quién tengo que acudir cuando ya me hacen daño. Mi conocimiento sobre las lentillas abarca algo más. Sé
algunos beneficios de usarlas, entre ellos para hacer deporte. Desde hace
poco sé algunos de los inconvenientes que tiene el usarlas más de los días
recomendados o también sé que no es muy recomendable utilizarlas de manera diaria
en la piscina ya que hay un hongo que se adhiere a ellas con facilidad. Toda
esa información sobre las lentillas es lo que llaman estos autores como
conocimiento receta, el cual se refiere a lo que tengo que saber en el presente
o como mucho en un futuro no muy lejano.
Ahora
bien, también poseo (poseemos) conocimientos recetas sobre el funcionamiento de
las relaciones sociales. Sé, por
ejemplo, qué tengo que hacer cuando vuelvo a ver a Macu después de varias semanas.
Sé, también, qué tengo que hacer cuando hay una celebración entre amigos y se
abre la primera botella de vino. Ya que, en estos casos, tanto Macu como mis
amigos, entran en mis esquemas tipificadores requeridos para la rutina
importante de la vida cotidiana. Por otra parte, mi conocimiento receta tiene validez
y llega a ser pragmático solo cuando lo establezco yo misma y lo comparto con
los otros. Imaginemos, pues el mismo
ejemplo: una cena de amigos donde yo sola levanto la copa de vino para brindar. No tiene mucho sentido, ¿verdad?
Por lo tanto, el conocimiento de mi realidad normalmente se comparte con los demás. Sé lo que tengo que hacer frente a estas y otras situaciones porque manejamos un mismo lenguaje. Sin embargo, conviene aquí señalar que no siempre esta receta sirve. Hay personas con las que no tengo el mínimo conocimiento receta y puede incluso que no consiga coincidir en ninguno de esos conocimientos.
Por lo tanto, el conocimiento de mi realidad normalmente se comparte con los demás. Sé lo que tengo que hacer frente a estas y otras situaciones porque manejamos un mismo lenguaje. Sin embargo, conviene aquí señalar que no siempre esta receta sirve. Hay personas con las que no tengo el mínimo conocimiento receta y puede incluso que no consiga coincidir en ninguno de esos conocimientos.
Aclaremos esto con un ejemplo:
J. posee un conocimiento de vida cotidiana que apenas tiene que ver con el mío. Debido
a que el conocimiento aparece distribuido de manera diferente en los individuos
y cada uno posee grados y niveles diversos. Es decir, no compartimos con todos la misma medida del conocimiento. Incluso, como decía, podemos no coincidir
nunca. Sin embargo, a mí el de J. me encanta explorarlo, averiguarlo, descifrarlo…
En
fin, sigamos con el ejemplo J. y yo pasamos gran parte del tiempo juntos. Pongamos
un 60% del día, lo que equivaldría a unas 14 horas diarias. Esto al mes supone
demasiado tiempo. Yo tiendo a utilizar mi conocimiento receta con J. Por eso sé
lo que pasa cuando un semejante pasa demasiadas horas pegado a
mí. También sé las consecuencias que tiene vivir ciertas experiencias íntimas con otra
persona, en este caso J. . Sin embargo, J. no responde al conocimiento receta
común compartido por todos los seres que vivimos en la misma realidad de vida
cotidiana. Es decir, J. posee un esquema tipificador de significados diferente
al común, el cual me atrae seriamente pero que es, por ahora, completamente
desconocido para mí. Lo que ocurre es que en mi aquí y en mi ahora me veo en la
necesidad de aprendeher otros esquemas de signos y símbolos desconocidos que
hacen que mi propio conocimiento, mis acciones y comportamiento se vean
alterados, modificados y se vuelvan impredecibles.
En resumen, J. hace que no sepa absolutamente nada. J. hace que mi vida no sea práctica.
Y yo tiendo al pragmátismo.
Y yo tiendo al pragmátismo.
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