km/h
No lo supongo, lo sé con
certeza. Te hubiera soltado bofetones de palabras.
Me fumé el último cigarro
que quedaba en la cajetilla. Fui a coger el mechero del bolso pero como
siempre, no aparece. Es todo tan estúpido. Tengo que olvidarlo, apartarlo de mi
cabeza. Siempre se me ha dado bien obviar muchas de las cosas. Nunca has tenido
un minuto para nadie me decían todos. Harta estoy de que todo se me eche en
cara. Como el mechero, no encontré la solución.
¿Alguien podrá perdonarme?
Me subo al coche. Aquí ya da
igual. Tengo la manía de no fumar dentro. Todo me da vueltas. El fallo fue no decir
nunca la verdad, supongo. No quise vencer el miedo de darte explicaciones. Todo
me daba vueltas. No podía arrancar el coche. Necesitaba que se paralizara la
noche. Que alguien me llevara a casa. Era todo como otras veces pero está vez
pasaba todo más rápido. Conseguí pisar el acelerador. La velocidad aumentaba.
Poca luz. Sólo pienso que es mejor no tenerte cerca porque derrocharía el
tiempo en gritarte y berrearme que había llegado tarde.
Aceleré y aceleré… como si
pudiera retroceder todo el pasado. Era todo inútil. Sólo tenía ganas de llorar,
pero tengo la manía de no llorar dentro del coche.
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