Cántame o cuéntame...

Cántame un poco bajo la oscura ciudad que nos une, dime lo bonita que estoy aunque tú sepas de mí todos los defectos. Dame circo y déjame sonreír (te) entre toda esta multitud que nos desconoce. 
Disfrazo los grados de alcohol para no desobedecer mucho a lo acordado. Hasta me sorprendo de la habilidad que estoy teniendo para contestar a tus impulsadas preguntas pero son mis caras las que deben estresarte hasta el punto que decides   pedir otra ronda.  Apenas puedo ponerme en tu piel.  La empatía se desvanece en la extraña realidad. La dificultad de todo este viaje lleva a la sencillez de la tranquilidad  que buscas en su estado más puro pero pura(mente) inquieta me está dejando todo esto. Inquieta que no mal, inquieta pero no triste...

Déjame llevarte por el camino más apacible que pueda, intenta no pedirme mucho ya que albergo miles de caras poco sobrías y que seguro que te satisfacen tan poco como caminar a estas horas hacia la casa. De mientras, las luces de la ciudad y los personajes que encontramos por la calle con el mismo estado de bienestar que nosotros pondrán la luz y la música hasta que al llegar pueda despejarte la cabeza con abrazos cargados de ánimo y poder. Quizá tu empezaste la canción, todos nos ayudaron y ahora yo debo, al menos por esta noche, terminar con el estribillo. 

Esta noche la letra no tendrá mucho sentido pero la melodía puede tranquilizarte. Haré todo lo posible, prometido. 



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