Disfraz de gato pardo


Bryana está loca y anoche me lo demostró muy descaradamente. Sin entender ni una de las palabras que iba tarareando en la noche más larga del año, me demostró que el papel que a menudo interpreta se había quedado esa noche en casa, enfadado, sin salir.  Mientras estábamos en un banco esperando al personaje secundario que nos hiciera entender el sentido de la función, Bryana sacaba tiritas porque los tacones de esa noche le estaban dejado unas heridas insufribles. Mirándola asustada, me metió una (de las grandes, por supuesto) en el bolso y me dijo con esos ojos azules que tanto odio cuando se ponen a meditar: póntela y  esta noche hagamos lo imposible. Ya me ves, con tacones, sufriendo por unos centímetros de más, en fin, haciendo el estúpido. Al final siempre es lo mismo, la espiral, la vida, la puta vida, joder. Hacemos el idiota, disfrutamos y luego siempre acabamos poniéndonos tiritas o esparadrapos. Sí, como lo ves, lo mejor de esta noche sería encontrar un 24 horas lleno de metros de vendas.

Al final, no siempre tu mejor traje te sienta todos los días igual de bien.

Pero hoy, sin duda alguna, estás muy guapa. 





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