Lo nuestro son polvos en el aire | Vol. V






La cama está deshecha, restos de sábanas por el suelo. Pienso en la blancura de nuestro amor sin tocarlo, del amor sin tocarnos. Te vistes con la ternura de un niño que todavía se tropieza. Pocas veces me miras a los ojos, pero cuando lo haces las palabras dejan de tener sentido y no hace falta hacer pactos, ni acuerdos, ni contratos. Mientras te subes el pantalón me das los buenos días. La cama está fría pero no quisiera que volvieras a ella porque me gusta verte desde desde lejos, entero. Suena el disco del Sr. Chinarro y nos recuerda que al final el desorden va ganando. Dime cómo piensas seguir a mi lado ahora. Mejor no, no lo digas. Dejémoslo correr. 
Esta noche corrimos tanto que llegamos hasta el fin de la tierra y supimos que el siguiente paso es tocar el cielo. Aquella mañana dejamos una ventana para que saliera al mundo parte del amor que se había quedado encerrado entre las cuatro paredes. Sin embargo, dejamos la puerta cerrada para que cuando volvieras aún quedaran restos de nuestro olor y pudieras hacer con ello una canción. Aquella tarde encerramos los animales en la habitación y ellos se escondieron entre el polvo.


Sellamos un pacto. Nadie llego a saber que.... nunca lo cumplimos.

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