Buscando el origen


Es increíble la fortaleza que desprende tu cuerpo, tu alma y tu corazón para valorar tu historia. Aunque me adentre brevemente en ti, no puedo ver desde tu mirada, ni escuchar lo que la mejor versión de ti te dice, y aún carezco de la empatía necesaria para saber lo que tú precisas, ya que nunca podré ponerme en tu lugar, nunca. Y es por ese motivo, que me encanta que me trasmitas tus movimientos en todo esto, es maravilloso el valor que le das a tu historia. 

Sacaste las garras cuando todo se daba marcha atrás, llorabas cuando las respuestas menguaban, la borrasca te lesionó  pero nunca te paró los pies. 

De pequeño tu existencia dirigió tu sueño y ahora es tu sueño el que encamina tu vida. Alguien un día decidió por ti. Ahora, tú das respuestas a las duras preguntas que se ponen en tu camino.
Sigues dando pasos que te hacen grande. 

Despejas la lluvia con tu constancia, aparece el sol cuando pones ojos a tu tenacidad. Rediriges la tormenta cuando ni siquiera te queda paciencia. Y yo te observo desde lejos, tratando de poner nombre a todo este proceso para que esta tenacidad y paz la disfruten otros muchos. 


Yo no digo, tú ya estás en ello.
Yo no pretendo, tú me das sin querer.
Yo no soluciono, tú ya tienes la solución.
Yo no soy,
sólo quiero caminar a tu lado.
 


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