Pecado capital








Déjame que te diga que hay personas en el mundo que, con apenas 21 años, escriben libros de poesía, han pisado sus sueños, más de una vez y viven, tienen pasión por lo que hacen. Hay gente en este mundo que, con 25 años, ha cruzado más de las fronteras que tú pisaras en toda tu vida. Hay personas cerca de ti que, con 27 años, han cambiado sus vidas más de una vez, se han puesto metas e incluso las han superado (con creces) y no dudarían en volverlo a hacer. Hay niñatos de 24 años que ya trabajan de lo que soñaron, que se construyen y aprenden de los demás, ya tengan 40, 80 o 9.

Pero espera que, no sé si lo sabes, pero hay chiquillos que con 28 años se han caído y sufrido, quizá más que tú, soberbio de 38, sabes la diferencia que él seguro que tiene la capacidad de levantarse antes y mucho más rápido que tú. (Y eso no depende de la edad sino de la actitud).

Y luego hay personas, mucho más mayores, prepotentes, que el único daño que causan es la repulsión al mundo porque se sienten desdichados porque sus vidas ahora ya con 45 no tiene un camino, no tienen sentido y sus preguntas están vacías. Hay gente insolente que con 40 la envidia le sigue taladrando su baja autoestima y condenando el éxito de los demás.

Ahora dime tú… 


Yo me quedo con aquellos que tengan 20, 46 o 85 pero dejan vivir a los demás. 

 

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