Pare meu




Quizá vayan a hacer la compra o quizá sea domingo y juntos vayan a disfrutar de unas buenas rabas con el frío del invierno santanderino o mejor aún, quizá sea de noche y estén de camino a algún pueblo precioso de la costa Atlántica andaluza que les vaya a abrazar las vacaciones pero de mientras, ellos cantan y nadie los detiene. Ella no lo sabe, solo lo vive pero le quedará para toda la vida.

No son las mejores canciones, ni éramos los mejores cantantes pero son los mejores momentos.



Gracias.


Por la sangre que me corre tan brava por las venas,
por las facciones de tu cara que se me borran,
como el grito que ahoga mi pecho,
por la cicatriz que te parte entera el vientre,
por las telas secretas de la cebolla en los dedos de la madre,
por las tardes pálidas en la cocina de casa,
por los sueños que debían ser tuyos escurriéndose por la pica,
por los hermanos míos escurriéndose por la pica.

Que reencuentre la memoria, la memoria del padre y del hijo,
la memoria, la gata vieja,
la memoria, oh padre mío,
por los hilos que me atan a tus nombres, tus manos y tu cráneo rotundo,
y tu sonrisa que no me gustaba.
Cuando yo sólo quiero ir a coger,
hinojo pasado el puente de los rojos.
Que reencuentre intactas mis condenas,
condenas de niña de siete años,
encuentre intactas,
tu historia y la mía,
juntas, queriéndose, tu historia y la mía.


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