Triste | Del latín tristis.


-          - Estoy dispuesta a escucharte. Es domingo y por el momento no tengo prisa. Fíjate que hasta, incluso, mañana no tengo que madrugar.

Miro hacia un punto fijo en el que no se distinga que estoy preocupada. Ojalá alguien me hubiera enseñado a fingir de manera más creíble. En los 90 tenían otro currículum escolar, aunque no existiera eso de atención a la diversidad.  

-          -  Me gustaría que me explicaras porque hay muchas cosas que no entiendo. Y creo que es justo poder entenderte para seguir adelante con esta relación.

Sigo mirando a aquella caja rosa que tengo delante. Justo fue ella quien me la regaló. Es en estos momentos cuando pienso en desaparecer, sin querer busco hacer alguna broma inofensiva, pero ella ya está cansada y se las conoce todas. Mi cabeza arde. Me abrasa con imágenes indescifrables, aunque todo esto me gustaría entenderlo. Y yo que he nacido con las palabras en la boca pero ahora, insisto, me cuesta sacar cada una de ellas.

-               -Tefanía, habla por favor.


 Me veo como un perro abandonado en un rincón, como si no pudiera salir de ahí, como si realmente, no quisiera salir de ahí. Enjaulado. Aún sigo sin saber si mi incapacidad de amar terminará rompiendo la jaula, o acabará por matarme a mí primero.  





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