La importancia de ser uno.
Todo lo que estaba pasando tenía banda sonora, una banda sonora perfecta para ese momento de triste eyaculación. Ambos se sumergían cuando debían en las lagrimas de la desesperación pero cuando sus ojos se cruzaban se daban cuenta de que necesitan estremecer sus cuerpos y frotarse hasta dejarse si jugo. No se estaban dando cuenta de que puede que este sea el momento más importante que han pasado durante los más de mil días que llevan mirándose las caras. Había nacido un nuevo día para sus vidas y ante sus ojos no dejaban de discernirse las casualidades. Tras de sí, se alcanza el magnífico sentimiento de convertirse nuevamente en uno sólo sin dejar de ser estrechamente dos. Esta vez sus cuerpos alcanzarían la sensación de no mandar a sus ojos que vean siempre las mismas imágenes. Esta vez deberían imaginarse estrechamente unidos sin estarlo. Sería complicado pero nada es imposible. Únicamente mantener viva la sensación de ser uno sólo siendo dos.
De momento, sigue tocándome el pecho. Hoy es todo tuyo. Tus manos sonrojan mi cuerpo. Creyéndome toda tuya, en todo mi esplendor. Olvidémonos de las dos horas que llevamos tocándonos el alma. Empecemos a disfrutar de lo carnal.
La banda sonora quizá la conozcáis.
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