Días raros
Hoy todo es muy raro.
Los pájaros se marean de tanto volar. Es complicado de entender, ya que todos
sabemos que es lo que mejor hacen. Las nubes tienen un color negro pero no
llueve. Y eso que aquí, últimamente, todos los días llueve algo. Será que no quieren
las nubes que nos acostumbremos a disfrutar con los rayos de sol. Envidias
ambientales que trastocan el cuerpo, el alma y la razón.
Aparecen
conversaciones que desordenan, ojalá todo se conjugara en singular. Los plurales
no me gustan, sólo el “nosotros”. Los calores aparecen tras horas de gimnasio,
porque aquí no llegamos a los 20 grados. Y llega la noche y la tengo
miedo. Oh, mis sueños. Llevas
apareciendo más de las veces que me gustaría y eso que me encanta verte rondar
por esos lares. La noche no me deja dormir, al final me agoto pensando sin
pensar en nada.
Los gatos se asoman a
verme de vez en cuando, trapichean en mi cama buscando el lugar perfecto para
dormir. Y ellos tampoco cogen postura. Supongo que estemos en esa etapa del mes
donde el sol no tiene ni puta gana de salir. Y de mientras nosotros dándonos de
bruces con la pared buscando excusas para tener un buen día. Pero por el
momento, ya me he cansado, no me quedan ya más mentiras que decirme. Así que únicamente
espero que te pases esta noche otra vez a hacerme, al menos, la noche más
soleada.
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