Por primera vez...
La cuidad se
despierta enfurecida, perezosa. Y si miras por la ventana se avecinan unas
pequeñas nubes que anticipan lluvia. Burt y yo nos levantamos ya cansados, como
si no hubiera servido de nada el tiempo bajo las sábanas. Tenemos que hacer varias cosas antes de que saboreemos
el desayuno. La gente camina rápido como si hoy fuera a terminar el mundo. Burt
se aleja solo. Aunque tiene 10 años, sabe perfectamente lo que es la soledad. Yo
no le alcanzo, sé que tanto tiempo a mi lado llega a enfurecerle. Ya no sabe
vivir cerca de la gente, se altera tanto que le salen puntitos en el pecho. Todo
a su alrededor se destruye por unos adultos enfurecidos entre sí. Adultos
crónicos que han dejado la madurez olvidada en algún lugar que ni ellos
conocen. Y Burt, solo, sin ganas de nada, sin nadie. En ese instante, corrí
hacia él. Burt quería parar el tiempo y yo no podía dejar que lo hiciera.
Infancia
destruida por adultos enfermos e indispuestos;
Mundo, descansa
en paz.
Por primera
vez sentía el miedo de verdad
y aún
entonces ya sabía que no me abandonaría.
Y soñé con
una multitud siguiéndome
que me
gritaba "El tiempo no se puede detener".
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