Planeando una huida hacia delante...



Tengo la sonrisa agrietada, las manos encharcadas, los pies muertosde frío y los ojos a punto de estallar en cólera. Mis brazos piden calma, mi cabeza tirita de rabia y busca a alguien desde/al/para los márgenes. Mi boca trata de gritar,  mis piernas se proyectan en ese colchón que apenas emergía dos palmos del suelo de esa pequeña y compartida habitación. Mis rodillas se golpean contra el suelo como se golpea ahora mi inquietud entre estas cuatro paredes, entre estas montañas, entre estas fronteras.
Mis dedos rebuscan entre el pelo enmarañado como el mejor caos de la vida salvaje, mis dedos aparecen entre esos rizos desbocadas como de desbocadas están mis ganas de cruzarme el mundo entero otra vez.
Y ahorita que Nicaragua me ha dejado atónita, exhausta y pletórica mis pies cortos y redondos, fríos y dormidos buscan la mejor manera de no volver a pisar esta tierra que llaman desarrollada y lo único que está es muerta.

Una tierra que ahoga, que duele, que muere... y que mata.




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