Dos pistolas empuñadas



Y me dijiste que no podríamos volver a cometer los errores que dejamos entre la comisura de la mala hostia y las pestañas de la alérgica tristeza. Pero teníamos una lista entera de traspiés aún por cometer. Y ya sabemos que a nosotros nada nos puede quedar por hacer. 

Pero lo peor de todo es que nos gusta seguir añadiendo culpas y descuidos a esa lista que parece no acabarse nunca.

Nuestra agua sigue fluyendo pero está envenenada.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares