Lo que duele que duela si es que tiene que doler.



Llevabas días con un nudo en el estómago que comenzó a subir y se te ha quedado encajado en la garganta. Y ahora con una base de ibuprofenos e infusiones de miel y limón has decidido comenzar a girar la cabeza sin perderte. Y hoy, entre tangos, planta y tacón, al practicar la vuelta delante del espejo. Escuchas que al girar siempre debes buscarte. Antes de girar, mirarte fijamente y volverte a encontrar cuando ya estás en movimiento, cuando ya estás cambiando. 

Ahora que te falta la voz, que tienes la garganta quebrada, ahora que no tienes nada, decides decirle al mundo en un par de horas lo que tienes encallado desde hace varios meses y no has conseguido hacerte a la idea. Ahora que has enfermado, ahora que ya no puedes más.

No te rindas y saca  la voz.
Ahora que es cuando más duele.
No estás sola, estás contigo.

Maldita Ana Tijoux!




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